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Esquerra Unida contra España2000 en la localidad de Onda

Uno de los partidos con menos posibilidades de obtener resultados apreciables en estas elecciones, Esquerra Unida, quiere obtener propaganda gratuita ejerciendo la acusación contra España2000 “por incitar al odio”. Este partido ha enviado un comunicado en el que cuenta que “ha informado a la entidad Movimiento contra la Intolerancia” del “reparto de octavillas de contenido xenófobo en las calles de Onda”. La cosa hace reír doblemente por la naturaleza de la acusación y de la entidad que ha “recibido” la información.

España2000 sostiene que la inmigración nos está costando mucho dinero y que, un país pobre, con una desertificación industrial creciente, unos índices de paro que afectan a más de una quinta parte de la población y una parte de la cual está próxima al umbral de la pobreza, no puede permitirse el lujo de tener millones de inmigrantes improductivos durante tiempo indefinido, mantenidos con cargo a los Presupuestos Generales del Estado.

España2000 sostiene que Aznar abrió las puertas a la inmigración para favorecer su “modelo económico” basado en construcción y turismo. Con la inmigración se consiguió que las patronales de hostelería y construcción pudieran rebajar los salarios y obtener mayores beneficios. Aquel modelo económico fue desastroso para nuestro país y para nuestra sociedad (la llegada masiva de inmigrantes contribuyó a rebajar los salarios). Hoy, la factura de la inmigración la estamos pagando todos.

España2000 repetidamente, a lo largo de esta última legislatura municipal, ha ido demostrando cifras y nombras en mano, que el ayuntamiento y sus servicios sociales beneficiaban preferentemente a la inmigración en detrimento de la población española.

¿Es todo esto “incitación al odio racial”? Para Esquerra Unida apoyarse en cifras y hechos muy concretos y llegar a conclusiones contrarias al “papeles para todos” parece ser que es el peor de los delitos.

Sobre el Movimiento contra la Intolerancia cabe decir que es una de tantas ONGs ultrasubvencionadas por el Estado, un chiringuito familiar que no es representativo de nada ni de nadie, salvo de la irresponsabilidad con la que se reparten subvenciones en este país para mantenimiento de parásitos.

Desde hace veinte años hubiéramos deseado que los sindicatos asumieran la defensa de los intereses de los trabajadores españoles, que hubieran denunciado que la llegada masiva de inmigración repercutía negativamente en nuestro mercado de trabajo y en los salarios, que en un país que hace décadas que tiene un paro por encima del 10% eran innecesario importar mano de obra extranjera y de nula cualificación en la mayoría de los casos, y que, en definitiva, desde 1998-2000 la inmensa mayoría de ayudas sociales se están entregando a inmigrantes. Pero los sindicatos callaron: dijeron lo mismo que decía el gobierno de turno, que “los inmigrantes vienen para pagar las pensiones de los abuelos”, que “no pueden ponerse puertas al campo” o el consabido “papeles para todos”… ¿lo recordáis? Nadie en el medio sindical salió en defensa de los intereses de los trabajadores españoles. Vale la pena no olvidarlo porque la responsabilidad no es sólo de Aznar, sino también de los que encontraron argumentos para avalar su política de apertura de puertas a la inmigración.

Esto no es nuevo en Europa. En Francia, el Partido Comunista agrupaba hasta los años ochenta a lo esencial de los trabajadores franceses. Hoy es un pobre residuo sin apenas repercusión en la sociedad francesa. ¿Motivo? Se negó a reconocer, como Esquerra Unida, la realidad. A fuerza de velar por los intereses de los trabajadores extranjeros instalados en Francia, olvidaron que también existían grupos sociales autóctonos en difícil situación. Se negaron a reconocer la realidad, permanecieron presos en sus tópicos… y desaparecieron. Este es el destino de Esquerra Unida. Y no vamos a ser nosotros quienes lo lamentemos.

España 2000 lo ha dicho una y mil veces: no somos ni xenófobos ni racista, pero no vamos a dar ni un paso atrás en la defensa de los intereses de nuestra gente, de los que son como nosotros, de los trabajadores nacidos en España. Y, hoy más que nunca, en tiempos de crisis, estos intereses son incompatibles con los intereses de la inmigración masiva. Si el Ayuntamiento de Onda, por ejemplo, repartiera los beneficios sociales de sus distintos programas de asistencia entre los nacidos en España, por una parte se habría conseguido que muchas familias tuvieran garantizada su subsistencia; por otra se habría inducido a la inmigración a lo inevitable: retornar voluntariamente a sus países de origen. Porque esto es lo que aspiramos: no a “vender” xenofobia ni racismo, sino soluciones razonables; y en el terreno de la inmigración, cuando existen excedentes, no se trata de subsidiarlos (lo único que se consigue así es que vengan más y más), sino animarlos a que retornen a sus países de origen.

Nos reafirmamos en lo dicho en la octavilla que Esquerra Unida denuncia: “Los españoles somos extranjeros en nuestra propia casa. Sólo nos quieren para pagar”. Y si hace falta sostenerlo en los tribunales, lo sostendremos, como lo hemos sostenido durante cuatro años en el Ayuntamiento de Onda.